¡Hola! Bienvenidos a mi mercadillo. Aquí estoy, con otra catetilla: cabras, las cabras.
Hasta los niños que no han vivido en pueblos saben que las cabras son unos animales con cuernos que dan leche; sin embargo, se cuentan con los dedos de las manos los que recuerdan que por estos lares las cabras eran unas molestas y feas manchas rojas que a las mujeres les salían en las piernas por efecto del calor del brasero. Para evitarlas se hacían unas polainas de cartón que les cubrían las piernas por delante y se las sujetaban atrás con hiladillos, que eran unas cintas blancas o negras, estrechas y muy socorridas. Pero lo mejor para combatirlas era el verano porque en lugar de sentarse al brasero a coser o a tricotar se sentaban a las puertas de las casas.
¿Hay algún seguidor que lo recuerde?
De todos modos en nombre de estas cabras y del hiladillo gracias por despertarlas, porque las palabras, ya sabemos, no mueren nunca, simplemente se quedan dormidas de aburrimiento cuando dejamos de usarlas.