¡Hola! ¿Qué tal? Yo encantada de volver a mi mercadillo después de una larga pausa por razones que ahora no vienen al caso. Lo que procede es presentarte mi cateta de hoy: hastial. Preciosa palabra. ¿La conoces? El hastial era esa pared exterior de las casas que quedaba al resguardo del aire. En él, por las tardes, se sentaban las mujeres a coser, a charlar. Una costumbre que pasó a la historia. Ya ni en los pueblos se sientan las mujeres en el hastial a coser. No hay razón para utilizarla, salvo que cuadre escribirla en algún texto, pero vale la pena recordarla. Seguramente son muchas las personas que recuerdan a sus madres en el hastial de una casa cosiendo con las vecinas. ¿A que sí? Hasta pronto.
¡Bienvenido a mi mercadillo! Aquí podrás encontrar palabras y expresiones salmantinas que la cultura mal entendida arrinconó por catetas. Me parece tan impropio de los que tenemos el don de hablar avergonzarnos de ellas, que hoy, para ponerlas en el lugar que les corresponde, abro este mercadillo. ¿Te gustaría ayudarme? Espero tu visita y, si quieres traerme un regalo, ya sabes lo que me gusta: una cateta de tu tierra. Seguro que tienes muchas. Y antes de irte, ojea mi periódico.
domingo, 30 de noviembre de 2014
Hastial
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