¡Hola! Seguro que la catetilla que traigo hoy al mercadillo te trae recuerdos de la infancia, cuando de niño ibas al pueblo de tus abuelos, quizá al tuyo, para asistir a la matanza. Se trata de las chichas, es decir, las carnes que una vez preparadas eran embutidas. —Prueba las chichas a ver como están de sal. —Voy a freír ya unas chichas. Están riquísimas. —Antes de empezar a embutir, separa las chichas para los cumplidos. Era de obligado cumplimiento llevar un plato de chichas a los vecinos que hacían lo mismo cuando mataban, a las familias de los que habían ido a echar una mano, a los que no asistían por alguna razón justificada y cómo no, a la casa, para darse otro festín después. Sabrosísima costumbre ¿verdad? Por último reseñar que algunos bares las ofrecen como aperitivo. Gracias a ello los más jóvenes saben qué son aunque nunca hayan estado en una matanza, y lo mejor de todo, pueden comerlas, que es un placer. Saluditos.
¡Bienvenido a mi mercadillo! Aquí podrás encontrar palabras y expresiones salmantinas que la cultura mal entendida arrinconó por catetas. Me parece tan impropio de los que tenemos el don de hablar avergonzarnos de ellas, que hoy, para ponerlas en el lugar que les corresponde, abro este mercadillo. ¿Te gustaría ayudarme? Espero tu visita y, si quieres traerme un regalo, ya sabes lo que me gusta: una cateta de tu tierra. Seguro que tienes muchas. Y antes de irte, ojea mi periódico.
lunes, 11 de septiembre de 2017
Las chichas
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu visita