martes, 9 de diciembre de 2025

Cólico miserere

¡Hola! Bienvenidos a mi mercadillo. Aquí estoy, con otra catetilla: cólico miserere. Hoy nos toca despertar a una enfermedad de la que era fácil morir: el cólico miserere era lo que hoy todos conocemos por peritonitis o apendicitis, y no es fácil que mate afortunadamente. Lo de miserere, supongo yo, que sería porque se manifestaba con más frecuencia de noche que de día, pero si alguien sabe el verdadero porqué, queda invitado a contárnoslo. Mientras tanto veamos el ejemplo que nos sirve Benito Pérez Galdós en Fortunata y Jacinta: uno se muere cuando le toca, y nada más. Doña Lupe, que pasó a ver a la difunta, se afectó tanto, que no pudo permanecer allí. «Hija mía -dijo a su sobrina secreteándose-, yo no puedo ver estas cosas fúnebres. Creo que me va a dar algo. La muerte me aterra, y no es que yo sea aprensiva. No me causa espanto ninguna enfermedad, como no sea el mal de miserere. Es lo que temo... En fin, que yo me voy de aquí al Monte. Necesito que me dé el aire. Quédate tú por el buen parecer; ahí dentro está la santa. Toma mi duro, por si hay la consabida suscricioncita. En cuanto se lleven el cuerpo te vas a casa. Abur». Las palabras no mueren nunca, simplemente se duermen de aburrimiento cuando dejamos de usarlas, pero en cuanto las llamamos se desperezan, abren los ojos, mueven los labios y nos ayudan a recordar, a aprender, a enseñar. En nombre del término el cólico miserere o mal del miserere gracias por despertarlo un ratito. María Jesús http://palabrascatetas.blogspot.com/

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