¡Hola! Encantada de recibirte. ¿Recuerdas qué es un poyo? Pues eso que estás pensando si la infancia te queda lejos: un banco de piedra o de cemento pegado en la pared. Seguro que de niño los vistes en las puertas de todas las casas de los pueblos. Unas tenían uno a la derecha; otras, a la izquierda; y otras uno a cada lado. Pero en pocas faltaba el poyo donde en las noches de verano los vecinos se sentaban a tomar el fresco, a charlar amigablemente de sus cosas y a poner verde al que estuviera ausente, que no todo en los pueblos eran buenas intenciones como hoy quieren hacernos ver los que nunca vivieron en ellos. Pero de cualquier forma el poyo era un elemento importante y tiene más que merecido su espacio en este mercadillo. Saluditos.
¡Bienvenido a mi mercadillo! Aquí podrás encontrar palabras y expresiones salmantinas que la cultura mal entendida arrinconó por catetas. Me parece tan impropio de los que tenemos el don de hablar avergonzarnos de ellas, que hoy, para ponerlas en el lugar que les corresponde, abro este mercadillo. ¿Te gustaría ayudarme? Espero tu visita y, si quieres traerme un regalo, ya sabes lo que me gusta: una cateta de tu tierra. Seguro que tienes muchas. Y antes de irte, ojea mi periódico.
martes, 18 de septiembre de 2018
Poyo
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