martes, 14 de febrero de 2012

Oficios

¡ Hola! La primera palabra que quiero presentarte es la palabra oficios. Los oficios, en las zonas rurales, eran las tareas domésticas, es decir, esas tareas que todos los días había que hacer en casa: las camas, barrer, fregar…
He aquí una lista de frases que salpicaban las conversaciones entre mujeres: “Hoy estoy tan cansada que no tengo ganas ni de hacer los oficios”. “Con los niños en casa no doy oficio hecho”. “Me voy que llegan todos a comer y no he terminado los oficios”. “Hay que ver las ganas de hablar que trae, parece que no tenga oficio en casa”. “No sé cuándo hace los oficios, siempre está en la calle”. “En cuanto acabe los oficios voy a echarte una mano”.
De esta palabra surgió la expresión estar o quedarse como sin oficio. La decía alguien que veía el final de un problema grave o se veía libre de una obligación penosa. Por ejemplo a la muerte de un familiar al que durante años enfermo se había tenido que cuidar. “Estoy, me he quedado como sin oficio”. Expresaba pues alivio, sensación de vacío.
La expresión no era otra cosa que la forma de decir lo duras que eran estas tareas. De la palabra hay que decir que siempre era pronunciada por las mujeres, nunca por los hombres, y era normal, los hombres, aunque la casa estuviera patas arriba, no hacían los oficios.
Las mujeres ¡qué remedio! siguen haciendo los oficios, incluso los hombres ¡qué remedio! se han sumado a hacerlos, pero ni en los pueblos se utiliza la palabra, ahora se hacen las tareas domésticas, las labores del hogar o la casa. Pero por mi parte, lo tengo muy claro, en lo que tenga que hacerme cada día la cama, limpiar el baño y colocar el lavavajillas, seguiré haciendo los oficios; tareas las tengo dentro y fuera de casa, las labores del hogar me parece que son otras que ahora no vienen al caso y hacer la casa se lo dejo para los albañiles y demás profesionales del ramo, que no están los tiempos para andar quitándole trabajo a nadie.

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