¡Hola! Bienvenidos a mi mercadillo. Aquí estoy, con otra catetilla: pachorra, que significa calma, tranquilidad, total ausencia de prisa para todo que sufren los pachorrones.
-Se puso a pintar la casa en cuanto llegó el verano, pero con la pachorra que tiene llegará el invierno y no ha cogido la brocha.
-Tranquila, tranquila, que con la pachorra que tiene no muere de espanto.
Hasta la próxima a todos, a los que quieran enviarme una catetilla de su pueblo, hasta que la reciba.
¡Hola! Bienvenidos a mi mercadillo, aquí estoy, con otra catetilla: conchabarse: que se usaba con el sentido de unirse, ponerse de acuerdo, para hacer algo ilícito.
-Los muchachos del pueblo siempre andaban en peleas, pero cuando les daba por robar manzanas, todos se conchababan.
-Cuando llegó al cuartel para hacer la mili descubrió que los soldados estaban conchabados para gastarle una broma.
-Si se conchabaran para lo bueno igual que para lo malo valdría la pena conchabarse.
Hasta pronto.
¡Hola! Bienvenidos a mi mercadillo, aquí estoy, con otra catetilla: barruntar, que significa sospechar o presentir algo por una señal. Ejemplos:
-Esta tarde tendremos visita: el gato lleva toda la mañana lavándose la cara.
-Si no llueve esta noche, lloverá mañana: se oye el silbido del tren.
No hay nadie enfermo, pero alguien va a morir: el perro lleva toda la noche llorando.
El gato barruntaba las visitas restregándose la cara con las manos; las personas barruntaban lluvias cuando el tren anunciaba su llegada a la estación con unos pitidos; se barruntaba la muerte cuando algún perro, en lugar de ladrar, parecía que lloraba. Unas veces sería verdad, otras sería mentira, pero estas cosas eran las responsables de que el verbo barruntar no fuera conjugado solamente para anunciar cambio de tiempo porque dolían los huesos o daba sueño.
Hasta pronto.
