¡Hola! Es algo tarde para entrar en el mercadillo, pero si no tienes sueño, pasa; solo te llevará un par de minutos, los que preciso para dejarte mi cateta de hoy: dolerle las carrilleras, es decir, cada uno de los lados de la cara. La explicación va en los ejemplos: Me duelen las carrilleras de decirte que no quiero verte más con esas amistades: son peligrosas. Hablas tanto que no sé cómo no te duelen las carrilleras. Que descanses.
¡Bienvenido a mi mercadillo! Aquí podrás encontrar palabras y expresiones salmantinas que la cultura mal entendida arrinconó por catetas. Me parece tan impropio de los que tenemos el don de hablar avergonzarnos de ellas, que hoy, para ponerlas en el lugar que les corresponde, abro este mercadillo. ¿Te gustaría ayudarme? Espero tu visita y, si quieres traerme un regalo, ya sabes lo que me gusta: una cateta de tu tierra. Seguro que tienes muchas. Y antes de irte, ojea mi periódico.
domingo, 9 de agosto de 2015
Dolerle las carrilleras
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