¡Hola! Ya que traje el escaño al mercadillo, tendré que traer la escañeta, aunque solo sea por razones de pareja. También es una palabra cateta. La escañeta se diferenciaba del escaño en que medía menos de largo. En la escañeta podían sentarse una persona o dos a lo mucho; en el escaño, hasta tres o cuatro.Hasta pronto.
¡Bienvenido a mi mercadillo! Aquí podrás encontrar palabras y expresiones salmantinas que la cultura mal entendida arrinconó por catetas. Me parece tan impropio de los que tenemos el don de hablar avergonzarnos de ellas, que hoy, para ponerlas en el lugar que les corresponde, abro este mercadillo. ¿Te gustaría ayudarme? Espero tu visita y, si quieres traerme un regalo, ya sabes lo que me gusta: una cateta de tu tierra. Seguro que tienes muchas. Y antes de irte, ojea mi periódico.
miércoles, 10 de junio de 2015
Escañeta
martes, 9 de junio de 2015
Escaño
¡Hola! Esta cateta seguro que no te parece cateta, pero lo es, y mucho. Hablo de la palabra escaño. ¿Te suena familiar, verdad? La oyes con frecuencia en los medios de comunicación. Son los bancos donde se sientan los parlamentarios en las cámaras. Pero el escaño que yo traigo al mercadillo es el de nuestros abuelos, aquel banco de madera, con respaldo, con brazos, ubicado, generalmente, en la cocina, para que nos sentáramos a comer y a parlamentar al amor de la lumbre. ¿Lo recuerdas? Hasta pronto.
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