martes, 21 de mayo de 2019

Chupateles

¡Hola! La catetilla que hoy traigo al mercadillo no es preciosa, es preciosísima: chupateles. ¿La recuerdas?

Para los que pasaron su infancia en cualquiera de los pueblos de Castilla y León sobran las explicaciones. En sus recuerdos seguirá vivo el de aquellos días de invierno cuando tras una buena helada nocturna los chupateles, largos, finos, puntiagudos, colgaban de los aleros de los tejados como especie de estalactitas que se mataban por rescatarlos para comerlos como si fueran helados antes de que el sol los convirtiera en agua.

Queda claro ¿verdad? Y para que nadie juzgue mal que conste que no se sabe de ningún niño que muriera o enfermara por comer semejantes pirulíes.

Saluditos.