sábado, 21 de diciembre de 2013

Enfusar

¡Hola! A ver que te parece esta cateta: enfusar.
    Para el diccionario de la RAE significa embutir, pero los serranos salmantinos, que eran expertos en el arte de hacer matanzas, decidieron embutir para convertir el cerdo en chorizos y enfusar dejarlo para meterle a alguien la comida a la fuerza.
    “Ya no sé qué hacer con esta criatura, si quiero que coma, tengo que enfusarle la comida”
    “Temo ir a comer a casa de la abuela, si no te gusta algo, te lo enfusa como sea”.
    Así de ingeniosos eran ellos. Digo eran porque ya no son, y los que son han renunciado a la herencia de esta palabra. Por esto te la dejo en mi mercadillo, para que si alguna vez la oyes por casualidad, no pienses que se trata de un vocablo nuevo, tiene muchos, muchos años.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Irse la especie

¡Hola! 
    Ayer, en una oficina, oí una expresión que está entre mis catetas. Alguien había pedido a alguien una información por teléfono y quedó en buscársela inmediatamente. Al colgar, llegó una visita y se olvidó. Cuando ante la tardanza volvió a sonar el teléfono para preguntar qué ocurría, la persona en cuestión, respondió: “Lo siento, se me ha ido la especie”.
    Esta es la expresión: irse la especie, es decir, la cabeza, la memoria, olvidarse de algo que se está haciendo y hay que interrumpir o que se piensa hacer y por distracción se olvida momentáneamente.
    ¿Te animas a utilizarla? Aunque cateta, ya ves, todavía hay quien la usa.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Darle más palos que pelos tiene en la cabeza

¡Hola!
    ¿Pensabas que había cerrado el mercadillo? Pues nada de eso, aquí me tienes, con otra de mis expresiones catetas: darle más palos que pelos tiene en la cabeza, o recibirlos, claro.
     No hace falta decir que con esta expresión se decía que se le había propinado a alguien un buen número de palos, pero sí hay que aclarar que siempre se quedaba en una amenaza, nunca recibió nadie de nadie tantos palos como pelos tenía en la cabeza, salvo que fuera calvo, claro, y recibiera alguno., que en todas las partes y en todos los tiempos se cuecen habas. ¿O no es así?

sábado, 14 de septiembre de 2013

Enfurruñarse o enfurruscarse

 ¡Hola! Aquí estoy, con dos verbos distintos pero iguales: enfurruñarse, o sea, enfadarse. Esta es, por decirlo de algún modo, la versión normal; la variante que se utilizaba en la sierra salmantina era enfurruscarse. 
    Para mí las dos siguen siendo válidas. 

Furriñas

  ¡Hola! ¿Te gusta esta palabra?: Furriñas.
     Un furriñas era y es aunque ya no se le llame así, el que se enfada frecuentemente y por cualquier cosa. Esta actitud es más propia de niños que de adultos. Por esta razón caía casi siempre sobre ellos.
     ¿Qué te parece? 

sábado, 31 de agosto de 2013

Entecadente

 ¡Hola! ¿Te gusta esta cateta?: Entecadente. Es lo que estaban, sobre todo los niños, cuando sufrían alguna molestia, sueño o simplemente ganas de recibir mimos.
     Para que lo entiendas mejor he aquí algunos significados que posiblemente todavía oigas hoy: empachoso, cargante, pesado.
    Me quedo con entecadente a pesar de todo. ¿Y tú? 

sábado, 24 de agosto de 2013

No decir ni ojos negros tienes

 ¡Hola! ¿Qué te parece esta expresión?: No decir ni ojos negros tienes, o sea, ni hola ni adiós, ni que te vaya bien ni que te vaya mal, nada.
    Ejemplos para entenderla:
    No sé qué le pasará a fulano conmigo pero ayer nos cruzamos en la calle y no me dijo ni ojos negros tienes.
    Hay que ver cómo es zutana, unas veces te come a besos y otras te pisa y no te dice ni ojos negros tienes.
    ¿Queda claro?
    Pues a conocerla al menos. 

jueves, 15 de agosto de 2013

Darle el ansión

  ¡Hola!
    Aquí estoy, con una de mis catetas: ansión. Ansia, angustia, congoja grande, muy grande. Le daba sobre todo a los niños cuando lejos de sus padres los recordaban.
   Ejemplo: Me traje a mi sobrino a pasar el verano conmigo y a los tres días tuve que llevarlo:  le dio el ansión de sus padres y no pude convencerlo con nada.
    Aunque la expresión haya caído en desgracia, puedes usarla si te apetece, a los niños les sigue dando el ansión.  

martes, 6 de agosto de 2013

Jeremías

 ¡Hola!
     Hoy quiero presentaros una palabra que a buen seguro no la habéis oído nunca: jeremías. 
     No hablo de un nombre propio como cabe pensar, hablo de un nombre común, aunque no muy común; permítaseme la paradoja.
    Ser un jeremías es ser un llorón, y se les decía, generalmente, a los niños: a los niños que lloraban mucho y siempre sin lágrimas, que berreaban, más bien, por cualquier cosa y para incordiar. 
     Ejemplos: “¿Te puedes callar de una vez? ¡Pareces un jeremías!” “Vaya un jeremías que está hecho, se pasa el día llorando”. “A ver, jeremías, ¿por qué demonios lloras ahora?”
     Puede que su origen tenga que ver con el profeta Jeremías. Como es sabido Jeremías el profeta se pasó la vida llorando amargamente y no le faltaron motivos: persecuciones, mazmorras, torturas, entre otras vergüenzas. No en balde se le conoce por el Profeta de Las lamentaciones, que dicho sea de paso es el título de la película que versa sobre su desdichada vida.
    Y ahora viene la pregunta: Si Jeremías, el profeta, lloraba con motivo, ¿por qué a los niños se les llamaba jeremías cuando lloraban simplemente para llamar la atención? Posiblemente para desdramatizar un poco el recuerdo de tantos horrores. 

domingo, 4 de agosto de 2013

No tener pariente pobre

¡Hola! Aquí me tienes, con una expresión preciosa: No tener pariente pobre. Se decía por estos lares de las personas o familias que gastaban el dinero sin miramiento alguno, como si fueran ricos sin serlo, a veces llevadas por una generosidad desproporcionada, a veces por la condición de despilfarradoras. Ejemplos: Ya deben haber cogido la herencia del abuelo porque no tienen pariente pobre, es decir, gastaban con alegría, incluso en cosas que no eran necesarias. A ti hay que darte el dinero contado porque no tienes pariente pobre, es decir, se lo gastaba en cualquier cosa y con cualquiera. Esta expresión está más muerta que viva, pero no me atrevo a pedirte que me ayudes a resucitarla: no están los tiempos para no tener pariente pobre, ni por ser generoso, ni por ser despilfarrador. Pero sí te pido que la conozcas que ya vendrán tiempos mejores.

sábado, 20 de julio de 2013

El gasto

¡Hola! Acabo de escribir en un relato la siguiente frase: “Lo descubrí el mismo día de la boda, en el bar donde tuvimos el gasto”. El gasto no era otra cosa pues que el banquete nupcial. Es una palabra tan antigua como cateta. Nadie la utilizaba en la ciudad, era cosa de los pueblos, y se usaba cuando el gasto se hacía en las casas de los novios, en el bar del pueblo o en algún local habilitado al efecto. La palabra cayó en desgracia cuando las bodas empezaron a celebrarse en los restaurantes y en los hoteles de la ciudad. Para que la conozcas, la dejo en mi mercadillo, creo que para escribirla en su justo contexto es una palabra preciosa.

sábado, 6 de julio de 2013

Tener el riñón bien cubierto

¡Hola! ¿Sabes que tenía una persona en la Sierra salmantina cuando se decía de ella que tenía el riñón bien cubierto? Pues dinero, mucho dinero, generalmente conseguido trabajando y no gastando ni para lo imprescindible. En general eran personas extremadamente ahorradoras con una sola finalidad: Dejar fortuna a sus hijos. Esta expresión pasó a la historia. Yo diría que solo la conocen los que tienen el riñón bien cubierto, gracias, sin duda, a lo que ahorraron sus mayores. Bueno, y yo, que la recogí en sus días de gloria y hoy la pongo en mi mercadillo para que la conozcas. ¿Entendido?

domingo, 23 de junio de 2013

Tener gatas

¡Hola! En cualquier zona de España cuando alguien realiza un esfuerzo físico fuera de lo habitual sufre agujetas; los salmantinos, sin embargo, acabamos con gatas. Esta es la expresión que traigo hoy al mercadillo. Tener gatas: agujetas. Esta expresión puede considerarse cateta, es muy antigua y muy de pueblo, pero consiguió llegar a la ciudad y se sigue usando con naturalidad. Los jóvenes, o no la usan, o la usan muy poco, pero no porque la desconozcan o se avergüencen de ella, sino porque los jóvenes salmantinos, o están en paro, o están habituados a practicar deportes, con lo cual no tienen razón para quejarse de tales molestias desgraciadamente en el primero de los casos. Desconozco el origen, pero durante diez años estuve fuera de Salamanca, y como todos me lo preguntaban cuando me quejaba de gatas, tuve que inventarlo. Helo aquí: La primera forma de andar que tenemos es a gatas. Ni que decir tiene que cuando un niño se recorre la casa a cuatro patas acaba molido. Gatas pues es la consecuencia de andar a gatas, y por extensión la de hacer un trabajo para el que no estamos entrenados. No sé si la explicación es muy afortunada, nunca me he parado a pensarlo, pero sí sé que todos se la creían. ¿Y tú?

domingo, 9 de junio de 2013

Estribar y Sostribar

¡Hola! La palabra correcta, como tan gentilmente alguien nos dice en su comentario, a quien por cierto, desde aquí quiero agradecer su regalo, es estribar, y es cateta porque ya nos apoyamos sobre una pared para descansar o ponemos o arrimamos algo sobre ella para que no se nos caiga, pero ni estribamos algo que corra peligro ni nos estribamos nosotros. Esta palabra ha pasado a la historia. Yo diría que ni siquiera tuvo su época de esplendor como tantas otras catetas, su uso se limitó –es mi opinión- a la relación entre jinete y caballo. “No estribó bien el pie en el estribo y se cayó del caballo”. Sin embargo, en la Sierra salmantina, donde yo veraneaba de niña y donde empecé a recoger mis catetas, sí era de uso común, aunque eso sí, de forma incorrecta pues ellos decían sostribar o sostribarse. “No te sostribes en la mesa que no he limpiado el hule todavía y te manchas”. “Se sostriba en el mostrador del bar y no se acuerda de marcharse”. “Me sostribé cinco minutos después de comer y me quedé dormido”. “Sostriba la escalera a la pared que te vas a tropezar con ella y te matas”. La palabra correcta, o sea, estribar, la utilizaban con el sentido de basar o basarse. “¿En qué te estribas para pensar eso de mí?” “El maestro se estribó en el último examen y suspendió al alumno”. “Si te estribas en lo que dicen los demás, o no harás nada, o lo harás siempre mal”. Resta decir que sostribar es una palabra cateta, tan cateta que creo que ya solo la utiliza mi madre y de tarde en tarde. Personalmente, espero que, aunque solo sea porque es una de las primeras palabras de mi colección, me perdone, no la utilicé nunca: siempre tuve la impresión de que decir sostribar por estribar era como decir haiga por haya. Pero estribar, claro que la utilizo, generalmente con el último sentido, aunque cateta, es una palabra hermosa.

sábado, 18 de mayo de 2013

Pánfilo

¡Hola! Busco entre mis catetas una para dejarla en el mercadillo y mira la que encuentro: pánfilo. Quería decir torpe, tardo, soso, lento para decidir o hacer algo. Pues aquí la dejo, para que me ayudes a rehabilitarla, porque pánfilos los sigue habiendo, pero usar la palabra, creo que ya solo yo la uso y es una pena. ¿De acuerdo?

domingo, 12 de mayo de 2013

Ir de bureo

¡Hola! Rebuscando en mi baúl acabo de encontrar una palabra que nunca debimos dejar de usar porque seguimos haciendo lo que expresa, pero lo cierto es que ya ni las personas muy mayores la utilizan, sin duda porque los años les van quitando las posibilidades de emplearla. Se trata de la palabra bureo, que quiere decir paseo, entretenimiento, diversión. Fíjate qué bien suena: “Me voy de bureo con la pandilla. ¿Quieres venir con nosotros? Pensamos pasarlo muy bien” “Salí a dar un bureo pero hacía tanto frío que me volví a casa”. Pues aquí te la dejo, para que al menos la conozcas.

sábado, 13 de abril de 2013

Candar

¡Hola! En cualquier parte de España se cierran las puertas, los armarios, los grifos… todo lo que se pueda cerrar con llave o de cualquier modo; en Salamanca se candan, se candan las ventanas, se candan los cajones, se canda el bolso, se canda la maleta, se canda una cremallera, se canda el río cuando hiela, se canda el estómago cuando se pierden las ganas de comer y se candarían las calles de barro cuando llueve tanto como este año si no estuvieran las calles bien asfaltadas. Y hablo en presente porque se trata de una palabra tan antigua como actual. Se sigue utilizando, tanto por jóvenes como por mayores y lo mismo en los pueblos que en la ciudad, sin duda porque afortunadamente nunca nos dio vergüenza usarla.

domingo, 7 de abril de 2013

Tronicar

¡Hola! Acabo de llegar a mi mercadillo con una de mis catetas preferidas: tronicar. Aquí te la dejo. Significa divulgar una trónica, o lo que es igual, un chisme, cualquier cosa que te han dicho en confianza. Es una palabra cateta cateta, pero tan preciosa que yo la sigo usando. He aquí un párrafo de “La Robona”, segundo relato de mi libro “Letanías”. Ya ante la puerta de salida hizo ademán de volverse hacia ella y decirle: No recele de mí, señora, no recele que yo soy tan pobre como honrada. Es cierto que le cogí a mi ama media piña de plátanos de la despensa, pero yo no sabía que aquello era robar. Los vi tan grandes y tan amarillos todavía que pensé en mis hermanos. Ellos conocían las peras, las manzanas, las ciruelas… las frutas que dan los árboles de por aquí, pero ésta no la habían visto ni en dibujos. Y como iba al pueblo, me dije: "Pa” que se los coman los cerdos, (el ama se los echaba en cuanto les veía dos motas marrones en la piel), que los conozcan ellos. Iba tan contenta de poder darles esa sorpresa que créame que si alguien me hubiera salido al camino, antes le habría dado el alma que el capacho donde los llevaba. En cuanto llegué me rodearon como los polluelos a la gallina. "Os traigo algo rico, (les decía yo con misterio, dando largas “pa” hacérselo desear), muy rico". Cuando quité el paño que los tapaba los ojos se les salían de las cuencas. Yo tampoco los había comido nunca y bien que me apetecían, pero le juro por mi difunto padre, que "pa" que ellos tocaran a uno cada uno, me quedé con las ganas y ni siquiera los probé. Y ya ve si estaba tranquila que aunque ellos lo tronicaron por todo el pueblo, ni les reñí, ni les mandé callar. Sólo supe que había hecho mal cuando regresé y el ama me regañó, pero de veras que estoy arrepentida, muy arrepentida, tan arrepentida que le pedí perdón de rodillas y me confesé antes de venir. El cura me dio la absolución y me impuso de penitencia un Padrenuestro y tres Avemarías. Dijo que era un pecado de poca monta porque yo creía que los ricos no tenían que mirar la peseta tanto como los pobres. Y si él lo dijo... ¡Perdóneme, señora, perdóneme!, que ni lo mío volveré a tocar sin permiso de los demás. ¿Es usted capaz de permitir que desde mañana mis hermanos coman sin pan? Pero se mordió los labios. Las amas nunca se pisaban entre sí, nunca se quitaban la razón unas a otras, y criada era por entonces sinónimo de mentirosa, de robona... Hay que añadir que así como tronicar era de uso común, trónica (chisme) apenas se utilizaba. ¿Curioso, verdad?

miércoles, 3 de abril de 2013

Sansirolé

¡Hola! Aquí estoy, con otra cateta. Sansirolé: bobalicón, papanatas (no porque lo sea realmente, si no porque se lo hace o lo parece). Palabra muy de la Sierra salmantina aunque creo que ya sólo se dice en mi familia y no será porque han desaparecido del mapa ¿verdad? Perdón. Hoy debo tener un mal día.

domingo, 31 de marzo de 2013

¡Y un jamón con chorreras!

¡Hola! Por fin hoy le llegó el turno a la siguiente expresión: ¡Y un jamón con chorreras! Se utilizaba, y se sigue utilizando por los mayores procedentes de zonas rurales, cuando alguien pedía muchas cosas a la vez o no se cansaba de pedir. Podríamos traducirla por ¡basta ya! O ¡se acabó de dar! O ¿y qué más? Lo significativo de esta expresión es que niega rotundamente ofreciendo todavía más. Desconozco su origen pero me encanta.

lunes, 4 de febrero de 2013

Moquero

¡Hola! Como con estos fríos de invierno nada raro es que se te caiga la guinda, te dejo una cateta muy útil en tales casos: moquero. Sobra explicar que un moquero era, es y seguirá siendo un pañuelo para limpiarse los mocos. No hemos dejado de tener mocos, pero nos hemos habituado a los famosos cleenex y ni los mayores usan ya esta palabra. ¡Qué lástima! Te ruego que por respeto a nuestra lengua olvides lo de cleenex y en adelante digas pañuelo con la coletilla de papel. Gracias.