miércoles, 16 de agosto de 2017

Andar de capa caída

¡Hola! “Andar de capa caída”. Es la expresión que dejo hoy en el mercadillo. Seguro que la conoces. Aunque yo diría que por aquí se utilizó más que por otros pueblos, formó parte de todos los lugares, y me atrevo a decir que se sigue utilizando, aunque eso sí, cada vez menos. Quiere decir andar o estar triste, cabizbajo, desganado, melancólico… bien por una preocupación, bien por estar enfermo, bien por simple vaguería.

     Su origen es muy sencillo:

     Hace referencia a la capa, prenda de gran tradición entre los nobles y aristócratas españoles porque revelaba la condición social de quien la llevaba, así aparece en el Tratado tercero del Lazarillo de Tormes, en el que un escudero que está en la miseria no se desprende de su capa cuando sale a la calle, aunque no tenga nada que comer. Parece ser que la forma descuidada reflejaba la decadencia de su fortuna o su salud.

    Saluditos.

lunes, 14 de agosto de 2017

Tirar de la manta

¡Hola! ¿Qué tal? Yo encantada de llegar al mercadillo con otra expresión ya catetilla: “Tirar de la manta”, que quiere decir descubrir algo malo de alguien, bien de verdad o como simple amenaza.
      Los chanchullos de los políticos solo se descubren cuando uno de los suyos se enfada porque no le dan lo que quiere y tira de la manta.
     Posibles orígenes:
      José María Iribarren, en su libro "El porqué de los dichos", recoge que 
esta expresión pudo nacer de los lienzos con los nombres de los judíos que 
se convirtieron al cristianismo en Navarra, a los que llamaba "manwas". 
Tirar de la manta significaba, pues, sacar a la luz este pasado.
     Otros autores Aseguran que esta expresión alude a las mantas de la cama que tapan 
las intimidades, de ahí que la frase signifique descubrir aquello que se 
quiere ocultar.
    Cuando queremos amenazar a alguien con contar algún íntimo secreto que puede suponer un  perjuicio grave hacia esta persona, amenazamos con “tirar de la manta”.
     Hoy vamos a ver los dos posibles orígenes de la expresión:
     El origen más comentado en las diversas fuentes consultadas nos lleva hasta Navarra en los Siglos XVI-XVII, en una época en la que los judíos habían sido expulsados de esos territorios a no ser que se convirtiesen al cristianismo, razón por la cual podrían permanecer en la zona casi sin ningún perjuicio; y digo casi, debido a que desde entonces adquiere gran protagonismo la “limpieza de sangre” de las familias.
     La “limpieza o pureza de sangre” no era otra cosa que pertenecer a un linaje “puro” cristiano.
     Estas personas “limpias” serán automáticamente capacitadas para desempeñar cualquier tipo de cargo público, además de otras prebendas.
     Pues en 1610 se cuelga en la Capilla del Cristo del Perdón de la Catedral de Tudela (Navarra, España) una enorme tela (llamada manta) con el nombre de las familias que no eran “puras”, y por lo tanto gozaban de peor consideración que las otras, a modo de “recordatorio” y en cierto modo de escarnio público.
     Por eso se dice “tirar de la manta” cuando se quiere sacar a la luz un secreto inconfesable y/o vergonzoso, pues lo que se hacía era “tirar” de la lista que aparecía en la manta para comprobar los antecedentes familiares de determinados linajes.
     El otro origen nos lleva también al Siglo XVI-XVII, más concretamente a las fondas donde se alojaban los viajeros menos pudientes.
     Era común el que se compartiese cama con otra persona, ya que así salía más barato el pernoctar, pero el problema venía a la hora de taparse para no pasar frío, pues cada cual tiraba de la manta hacia su lado para abrigarse mejor, con lo que dejaba al “compañero” de cama destapado y con las “vergüenzas” al aire; por lo que también se baraja esta teoría como posible.
     Cada cual que defienda la que más le guste. Personalmente me inclino por la segunda. Me parece más al alcance de las personas que la usaban.
     Saluditos.