jueves, 17 de diciembre de 2015

Hacer testamento

¡Hola! Hacer testamento, es la expresión que hoy pasa de mi agenda al mercadillo.
    ¿Quién hacía testamento? Porque estamos ante una expresión cateta y ya en desuso, no ante la acción de testar como la entendemos todos. Pues hacía testamento la persona que se quedaba dormida al amor del brasero, entre las faldas de la mesa camilla. Fíjate en esta frase:
    Vine a darle la merienda a la abuela pero está haciendo testamento y no la he molestado.
    Aaadiós.
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viernes, 11 de diciembre de 2015

Tener un censo

 ¡Hola!Aquí seguimos, con otra expresión para el mercadillo: tener un censo, es decir: dinero, mucho dinero, y ganado sin deficultades. Solía utilizarse cuando los niños no se cansaban de pedir cosas o algo suponía muchos gastos.
    Tener coche es una gran comodidad, pero entre gasolina, aparcamientos y multas, hay que tener un censo para soportarlo.
    Para ir con los niños a la feria, necesitas llevar un censo, no se cansan de pedir.
    Tengo un censo en medias. No sé qué hago, pero medias que estreno, medias que me cargo.
    Su origen obedece sin duda a cualquiera de los significados de la palabra censo. Fíjate en estos ejemplos:
    Cierta carga (impuesto, tributo). 
    Contribución o tributo que entre los antiguos romanos se pagaba por cabeza, en reconocimiento de vasallaje y sujeción.  
    Pensión que anualmente pagaban algunas iglesias a su prelado por razón de superioridad u otras causas. 
    Contrato por el cual se sujeta un inmueble al pago de un canon o pensión anual, bien como interés perpetuo de un capital recibido, bien como reconocimiento
de la propiedad cedida inicialmente.
    ¡aaadiós!

Ser fruta del tiempo

¡Hola! A ver si te gusta esta expresión ya cateta: ser fruta del tiempo.
    Ni naranjas, ni melocotones, la fruta del tiempo a la que se aludía con esta expresión eran los catarros.
     Como es natural cuando más se utilizaba era en otoño y en invierno.    
     —Me duelen todos los huesos. Parece que me han dado una paliza. Creo que me está rondando la gripe.
    —Seguro, en casa estamos todos igual, es fruta del tiempo.
    Sigue habiendo gripes, pero ya no gusta llamarla fruta. ¡Qué le vamos a hacer!
        Aaadiós.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Pinchar en hueso

 ¡Hola! Puede que esta expresión no sea de las más catetas, pero cateta es, los jóvenes ya no la utilizan y en los pueblos solo van quedando los mayores: pinchar en hueso, que equivale, más o menos, a no ponerle las cosas fáciles a alguien, a dar con un imposible. Ejemplos:
    No pierdas tiempo en convencerme que pinchas en hueso.
    Lo mejor es resolver las cosas hablando, pero si pinchas en hueso, no queda más remedio que denunciar los hechos.
    Esta expresión es de origen taurino. Pinchar en hueso es lo que hace el torero cuando entra a matar el toro y no acierta a hacerlo bien. Esto sucede porque la espada topa con algún hueso del animal y queda solo medio hundida.
    ¡Adiós!

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Tener oído de tísico

 ¡Hola! Me encanta la expresión que traigo hoy al mercadillo: tener oído de tísico, es decir, muy buen oído.
    Entiendo que esta expresión data de los tiempos en los que la tuberculosis se cobraba muchas vidas. Se supone que los familiares del enfermo hacían lo posible por ocultar la gravedad al enfermo para que no sufriera, y se lamentaban a sus espaldas, y hablaban en susurros con el médico, y se retiraban para informar a los vecinos que preguntaban por él, pero obviamente el enfermo era el único consciente de su mal, y lo mencionaran cerca o lejos, siempre percibía los comentarios.
    Todavía conozco una abuela que, cuando dice algo que no quiere que oiga su nieto de 16 meses, por ejemplo que se va a la calle, para que no llore porque no es el momento de llevarlo, y el niño, que es niño pero no tonto, se entera y llora, dice que tiene oído de tísico.  
    Aaadiós.

martes, 8 de diciembre de 2015

Ser más tonto que el que asó la manteca

¡Hola! Hoy abro el mercadillo con una expresión: ser más tonto que el que asó la manteca. De momento no sabemos quién era el que asó la manteca, pero está claro que no era tonto, era tontísimo. ¿A quién se le ocurre asar la manteca?
    Tampoco se entiende muy bien que esta expresión sea ya cateta, el número de tontos, y que nadie se ofenda porque los tontos no visitan este mercadillo afortunadamente, crece vertiginosamente cada día, y ya quisiéramos que la mayor tontería que hicieran fuera asar la manteca….
    ¿Entendido?
    ¡Aaadiós!

sábado, 5 de diciembre de 2015

Tirar de correa

 Hola, hola. Tirar de correa: defecar. Esta expresión sí tiene razones para ser cateta, data de los tiempos en los que, ante la ausencia de cuartos de baño, de agua corriente y demás comodidades en los hogares, había que  salir al campo a hacerlo.
     Todo hace suponer que la inventaron los hombres que trabajaban en el campo o al aire libre. Por lógica, para despojarse del pantalón, tenían que quitarse primero la correa que los sujetaba, y con las prisas y la sobra de espacio, Dios sabe dónde demonios la largarían. Resumiendo: era la forma fina de decir que se largaban a cagar.
    Ya nadie la utiliza afortunadamente, pero como las palabras son inmortales, que viva en el mercadillo.
    ¿De acuerdo?

viernes, 20 de noviembre de 2015

Cotena

 ¡Hola! ¿Qué tal? Por mi parte feliz de volver al mercadillo tras unas semanas de ausencia con una cateta que, a buen seguro, desconoces: cotena, que quiere decir suciedad de mucho tiempo. Se refería a las cosas, no a las personas.
    Ejemplos: 
    Ese abrigo ya no está para poner: tiene el cuello y los puños tan desgastados que parece que tiene cotena.
    A ver si te dejas de pretextos y echas una tarde a limpiar el caldero que ya tiene cotena.
    Me da menos trabajo limpiar el teclado del ordenador todos los días que esperar a que tenga cotena.
    En el último caso solo la utilizo yo, cuando la utilizaban todos no había ordenadores.
    ¡Adiós!

miércoles, 30 de septiembre de 2015

De higos a brevas

 Hola de nuevo: En esta ocasión abro el mercadillo para dejar una expresión ya cateta: de higos a brevas, o sea, de tarde en tarde. Ejemplo:
    Solo nos vemos de higos a brevas, pero seguimos teniendo buena amistad.
    Y por cierto, ¿no sabes cuánto tiempo pasa de higos a brevas? Pues he aquí la respuesta: ocho meses aproximadamente. La cosecha de higos llega al finalizar el verano (septiembre u octubre), mientras que una higuera breval suele dar una cosecha de brevas al iniciarse el verano, sobre el mes de junio.
    Feliz tarde.

Encorujarse

 ¡Hola! ¿Pasas un momento? Mira que cateta dejo en el mercadillo: encorujarse, o sea, encogerse una persona, hacerse un ovillo. Me la recordaba anoche una amiga que se resiste a dejar de usarla, hablando de una sobrina que está enferma. Decía:
    —Bueno, ahí sigue, por las mañanas se encuentra algo mejor, pero por las tardes se encoruja en el sillón y no tiene ganas de nada.
    Le sobran motivos para encorujarse, pero es joven y tan alegre y activa que pronto, así lo deseamos todos, dejará de tenerlos.
    Aunque por lo que más se encorujaban aquellas gentes era por alguna enfermedad más o menos grave, también se encorujaban por el frío, por el cansancio, por un disgusto o simplemente por vaguería.
    Feliz día.

lunes, 28 de septiembre de 2015

Achiperres

 ¡Hola! Aquí me tienes, con una cateta que no debería serlo: achiperres, que quiere decir trastos de tamaño pequeño y ningún valor que andan por los muebles, en el joyero, en los cajones y que solo sirven para recoger polvo que hay que limpiar.
    No es justo que se haya dejado de utilizar cuando más trastos tenemos y disponemos de menos tiempo, pero así somos de injustos con nuestra lengua.
    Y por hoy, cierro el mercadillo, tengo que quitar un sinfín de achiperres, porque yo, sin ningún pudor, la sigo utilizando. ¿Por qué no? Es mil veces más bonita que trasto, y para consuelo de la palabra, todos me entienden.
    Adiós.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

¡De buena rama viene la canela!

  Hola, hola. ¡De buena rama viene la canela! Expresión tan cateta ya como salmantina. Y algunos añadían: “Para que no huela”.
    Se decía de las personas que manifestaban rasgos propios de sus padres: genio, temperamento, don de mando… y otras inclinaciones femeninas mal vistas por entonces.
    Aaadiós.

Entremozos

 ¡Hola! Estoy segura de que nunca oíste esta palabra que ya es más que cateta: entremozos. Fuera de aquí, nunca la oí.
    Los entremozos en Salamanca no son otra cosa que los altramuces en el resto de España.
    Posiblemente el nombre surgiera porque era lo único que no faltaba en ninguna juerga de jóvenes (mozos y mozas) para acompañar al vino. Tan preciosa como ingeniosa ¿verdad?
    ¡Adiós!

martes, 1 de septiembre de 2015

Ser el espíritu de la golosina

 ¡Hola! Ser el espíritu de la golosina. ¿Qué te parece esta cateta que hemos borrado de nuestro lenguaje cuando por obra y gracia de la moda más la necesitamos?
    Significa estar en los huesos, extremadamente delgado.
    Hay que ver cómo se ha quedado Laura. Parece el espíritu de la golosina.
    O te olvidas del régimen, o vas a quedarte como el espíritu de la golosina.
    ¡Adiós!

lunes, 31 de agosto de 2015

¡Y vuelta la burra al trigo!

 ¡Hola! Gracias por entrar en mi mercadillo. Fíjate en esta cateta, es la última, bueno, hasta la próxima: ¡Y vuelta la burra al trigo!
    Esta expresión podemos traducirla por ¡Y dale que te pego! Se utilizaba ante alguien que volvía a un tema ya zanjado.
    Llevo un mes, día tras día, hora tras hora, diciéndoles con las formas más educadas y las menos que no vuelvan a ofrecerme servicios y ofertas a la compañía telefónica, que se olviden de mi número, que no quiero regalos, que no molesten más ¡y vuelta la burra al trigo! ¡Qué horror!
    El ejemplo pone de manifiesto que tenemos más ocasiones que nunca para utilizarla pero desgraciadamente la mayoría ni la conoce.
    Hasta pronto.

domingo, 9 de agosto de 2015

Dolerle las carrilleras

 ¡Hola! Es algo tarde para entrar en el mercadillo, pero si no tienes sueño, pasa; solo te llevará un par de minutos, los que preciso para dejarte mi cateta de hoy: dolerle las carrilleras, es decir, cada uno de los lados de la cara. La explicación va en los ejemplos:
     Me duelen las carrilleras de decirte que no quiero verte más con esas amistades: son peligrosas.
     Hablas tanto que no sé cómo no te duelen las carrilleras.
     Que descanses.

domingo, 26 de julio de 2015

Movición

 ¡Hola! Ayer descubrí una cateta que no estaba en mi colección. Julia, en la terraza de una cafetería, nos decía:
    —Mis sobrinos se están planteando el adoptar un niño. Patricia ha tenido otra movición, y ya es la tercera o la cuarta. No se le logra ningún embarazo.
    Queda claro que significa aborto. Sobra reseñar que ya está en desuso, pero como todas las catetas, merece un sitio en mi mercadillo. ¿A que sí?

sábado, 11 de julio de 2015

Venir con once ovejas

 ¡Hola! La cateta que hoy dejo en el mercadillo seguro que no la has oído nunca: venir con once ovejas. ¿A que estoy en lo cierto? Pues atento al significado. Esta expresión, por estos lares, desconozco el porqué y no se me ocurre la razón adecuada, se utilizaba para decir que una mujer quedaba embarazada sin estar casada, algo tan bien visto ahora, como tan mal en otros tiempos. Fíjate en este diálogo:
    —Este año no han venido tus primos a la fiesta. No estarán malos –quiere decir enfermos-, ¿verdad?
   —No, pero como si lo estuvieran, les ha llegado la hija mayor con once ovejas y no tienen ganas de fiestas.
     Hasta pronto.

domingo, 5 de julio de 2015

Cabás

¡Hola! Aquí estoy, con otra cateta que tiene que ver con el material escolar de antaño: cabás.
      Era el maletín donde los niños llevaban a la escuela sus libros, sus cuadernos y demás cosas. Generalmente eran de cartón, pero los había de madera, preciosos, por cierto. 
     Ni te imaginas a los niños de ahora con un cabás de aquellos, ¿verdad? Pero seguro que les gustará saber que existieron si les dices la palabra que, no por ser cateta, deja de ser tan hermosa como lo que predica.
     Hasta pronto.

domingo, 14 de junio de 2015

Plumier

 ¡Hola! Hoy vengo al mercadillo con una cateta que a no pocos visitantes les traerá gratos recuerdos: plumier. ¿A que no me equivoco? 
    El plumier era aquel estuche de madera donde los niños que hoy andan por los 60 llevaban a la escuela sus plumas, sus lápices y sus pinturas de colores. Eran preciosos y al abrirlos olían a prisa por aprender. Los Reyes Magos, aunque las plumas –de donde le vino el nombre- hubieran sido sustituídas por los bolígrafos, pocos años venían con un plumier de un piso o de dos, que también los había, y a veces hasta con un polígono para el sacapuntas y la goma de borrar.
    ¿Guardas alguno? Si es así, no se lo des a nadie, los bolígrafos lo prefieren a un vaso.
    Hasta pronto.

miércoles, 10 de junio de 2015

Escañeta

 ¡Hola! Ya que traje el escaño al mercadillo, tendré que traer la escañeta, aunque solo sea por razones de pareja. También es una palabra cateta. La escañeta se diferenciaba del escaño en que medía menos de largo. En la escañeta podían sentarse una persona o dos a lo mucho; en el escaño, hasta tres o cuatro.
Hasta pronto.

martes, 9 de junio de 2015

Escaño

 ¡Hola! Esta cateta seguro que no te parece cateta, pero lo es, y mucho. Hablo de la palabra escaño. ¿Te suena familiar, verdad? La oyes con frecuencia en  los medios de comunicación. Son los bancos donde se sientan los parlamentarios en las cámaras. Pero el escaño que yo traigo al mercadillo es el de nuestros abuelos, aquel banco de madera, con respaldo, con brazos,    ubicado, generalmente, en la cocina, para que nos sentáramos a comer y a parlamentar al amor de la lumbre.
    ¿Lo recuerdas?
    Hasta pronto.

sábado, 9 de mayo de 2015

Enguerar

¡Hola! Aquí estoy, con otra cateta, enguerar.
 Puede que en otras zonas de España se use, mejor dicho, se usara, con otro significado, en los pueblos salmantinos se utilizó siempre con el sentido de perder el tiempo para no hacer algo, enredarlo como pretexto.
 Vamos, deja de enguerarme con tus historias que tengo prisa, y el reloj no espera por nadie.
 Pensaba hacer una tarta pero al final me engueré con otros platos en la cocina y no la hice. 
 Deja de enguerar en otras páginas y entra en mi mercadillo si no quieres perder el tiempo. ¡ja, ja, ja!
 Gracias.

domingo, 3 de mayo de 2015

Irse a Extremadura

 ¡Hola! Me atrevería a decir, sin miedo a equivocarme, que la cateta que hoy dejo en mi mercadillo ya no la conoce nadie, ni en Salamanca capital ni en toda la provincia.
    Se trata de la expresión irse a Extremadura, que no quiere decir, como puede suponerse, viajar a la entonces región vecina. Ni mucho menos. Irse a Extremadura es una expresión que utilizaban los salmantinos de ciertas zonas rurales para decir que se iban a la cama, a dormir, pero solo en las noches de invierno, nunca en las de verano. Te cuento:
    Sobra decir que los inviernos extremeños son más cálidos que los salmantinos. Hubo un tiempo en el que no pocas personas de Salamanca pasaban los inviernos en Extremadura, sobre todo en la provincia de Cáceres, por razones de trabajo: pastores que se desplazaban con sus rebaños, carboneros que iban a hacer cisco, familias enteras que iban a recoger algodón, tabaco y lo que hiciera falta para ganar un dinerillo que las bajas temperaturas impedían ganar aquí. A pesar de que solían vivir en chozas pasaban menos frío que en sus casas pues es sabido que las casas de aquellos años no estaban preparadas para defenderse de las fuertes heladas. Fueron estas personas sin duda las que empezaron a utilizar la expresión irse a Extremadura por irse a la cama, o lo que era igual, a un lugar más cálido.
    Creo que esta expresión nunca figuró en el diccionario. Dudo que algún extremeño la conozca. Ni siquiera fue utilizada por la mayoría de salmantinos, era patrimonio de las familias que se dedicaban a la trashumancia y oficios similares. Pero si me equivoco y tienes conocimiento de ella, dímelo por favor, te quedaría muy agradecida.

sábado, 11 de abril de 2015

Rebojo

  ¡Hola! Acabo de abrir las puertas de mi mercadillo para dejarte otra cateta. Se trata de la palabra rebojo.
       No hablo de ese dulce propio de Zamora que, por cierto, está para chuparte los dedos, hablo del rebojo salmantino, es decir, de cada uno de los trocitos de pan que sobraban del día anterior y ya no se podían comer porque estaban duros como una piedra.
       Aquellos rebojos de pan no se tiraban. Habría sido una lástima. Se utilizaban para hacer sopas de ajo y el relleno del cocido, entre otras comidas que sabían a gloria bendita.
      En la actualidad es frecuente que nos ofrezcan sopas de ajo en los mejores restaurantes, pero las pidas donde las pidas, nunca acaban de saber bien. ¿Por qué? Sencillamente porque las hacen con pan reciente y las sopas de ajo hay que hacerlas con rebojos. El problema es que nos hemos vuelto tan “cultos” en la cocina que ya ni los nombramos.
      Hasta pronto.

domingo, 22 de marzo de 2015

Rebullir

¡Hola! Aquí me tienes, con otra cateta: rebullir, que no es, aunque ya no se utilice, otra cosa que empezar a moverse.
      Voy a echarles de comer a los cerdos, que ya llevan una hora rebullendo.
      Deja de rebullir y sal de la cama, que ya se ve y hay mucho que hacer.
      Según el abuelo lloverá en breve, llevan dos días rebulléndole las rodillas, y cuando los huesos rebullen hay que sacar los paraguas.
    Hasta pronto.

sábado, 7 de marzo de 2015

Condurar

  ¡Hola! Hoy vengo con una palabra que fue muy usada: condurar, que quiere decir economizar, procurar gastar poco de algo para que dure más. Está claro que esto de la crisis viene de antiguo. Pocas cosas se podían gastar con alegría.
    Ejemplos:
    Condura el agua si no quieres volver a la fuente.
    Voy condurando el jabón pero pronto tendré que hacerlo.
    Gracias a que he condurado la matanza tenemos embutido hasta la próxima. 
    Hasta pronto.

viernes, 6 de marzo de 2015

Tarandango

¡Hola! ¿Quieres conocer la cateta que traigo hoy? Pues aquí la tienes: tarandango, que quiere decir juicio, sentido común, formalidad, cabeza y todo lo que quiera decir lo mismo.
    Fíjate en estas frases:
    Es un gran actor, pero no lo queremos en el cuadro de teatro: tiene tan poco tarandango que nos deja plantados en plena actuación.
    Se empeña en poner la mesa todos los días, pero la pone sin tarandango y cuando no rompe un plato, rompe tres vasos.
    Si tuviera tanto tarandango como buena disposición, estaríamos todos de brazos cruzados, pero como no lo tiene tenemos que hacer lo nuestro y lo suyo.
    Preciosa palabra ¿verdad? ¡Lástima que la hayamos arrinconado!
    Hasta pronto.

domingo, 22 de febrero de 2015

Engarañados

 ¡Hola! ¿Cómo estás? Yo encantada de dejarte otra de mis catetas favoritas: engarañados. ¿Que qué es lo que se engaraña? Pues casi siempre los dedos de las manos, por el frío.
        -Se me olvidaron los guantes y vengo engarañada.
        -Hoy te lo dejas caer todo, parece que estás engarañado.
        Engarañar, seguramente, es una deformación de emgarabitar, pero todavía quedan salmantinos a los que los dedos se les engarañan con el frío, no se les engarabitan, afortunadamente, porque es bonita la palabra ¿verdad?
        Hasta pronto.

viernes, 6 de febrero de 2015

Escaspecido

¡Hola! Aquí estoy, con otra cateta: escaspecido, que quiere decir reluciente, limpísimo.
    Me la regalaba hace unos días una amiga farinata, es decir, de Ciudad Rodrigo. Confieso que yo no la tenía en mi agenda de palabras charras en desuso. Es imposible tenerlas todas. Hablaba de la fiesta de la ONCE donde lleva trabajando 35 años y decía así recordando con nostalgia los primeros:
    --Por entonces nos pagábamos los empleados el convite. Montábamos la corrobla –cateta que ya está en el mercadillo- en el salón de vendedores. La empleada de la limpieza y yo nos encargábamos de comprar la comida y la bebida, y como no podían faltar las tortillas, las hacíamos en casa nosotras mismas. La víspera por la tarde nos quedábamos las dosa preparar las mesas. A la misa íbamos todos, incluída Santa Lucía, porque la santa era de la ONCE, no de la iglesia. La teníamos en un cuarto de la agencia  todo el año. Unas veces la limpiaba ella, otras, yo, de forma que siempre estaba limpia, pero para la fiesta la limpiábamos entre las dos, y cuando ya la teníamos escaspecida, nos la llevaban a la iglesia para la misa.
    Al parecer, esta palabra, era muy utilizada por las madres, cuando con muchísimo cuidado limpiaban las cabecitas de los recién nacidos hasta dejarlas relucientes. Esto nos llevó a pensar que viene de quitar costras, caspa, etc, pero proceda de donde proceda, bien merece estar aquí.
    Gracias a mi amiga por brindármela y a ti por conocerla.
    Hasta pronto.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Espelde

  ¡Hola! Singular cateta la que traigo hoy al mercadillo: espelde, que significa garbo, salero. 
    Pero lo curioso de esta palabra es que se utilizaba y seguimos utilizando algunos pese a tratarse de una palabra de antaño, para decir de alguien que carece de estas cualidades, nunca para decir que las tiene.
    ¡Vaya espelde que traes! A ver si te espabilas, que hay faena.
    ¿Pero dónde querrá ir con ese espelde? Para trabajar ahí tiene que moverse mucho.
    O cambiamos de espelde, o no llegamos a tiempo.
    ¡Qué espelde traigo hoy! Parece que me han dado una paliza.
    ¿Que de dónde procede? Ni lo sé, ni se me ocurre; solo puedo confirmar que no está en el diccionario ¡y mira que hay palabras!
    Hasta pronto.

viernes, 16 de enero de 2015

Coger el pendingue

¡Hola! Hoy no abro el mercadillo para dejarte una palabra, lo abro para dejarte una expresión, y muy cateta por cierto. Yo diría que ni se usa ni se recuerda y hasta dudo que alguna vez saliera de la sierra salmantina. Se trata de la expresión coger el pendingue.
    Dicho sin florituras coger el pendingue no es otra cosa que largarte con la música a otra parte y dejar a alguien plantado sin más explicaciones. Fíjate en este botón de muestra.
    —¿Dónde está Pilar? Venía a buscarla para dar un paseo.
    —Pues, o te vas a darlo sola, o esperas a que regrese, cogió el pendingue hace una hora, salió y hasta ahora. No sé dónde andará.
    Pero te gustará saber por qué aquellas gentes llamaron pendingue a tan falta de respeto.
     Lo más probable es que venga de la palabra pendil. Pendil tiene dos significados: candil para alumbrar y manto para abrigarse.
     En una tierra donde los inviernos duran un embarazo, lo normal era cubrirse con un manto o similar al salir a la calle, y cuando caían esas heladas que congelaban las palabras, como en estos días, cualquiera abría la boca para dar explicaciones.
    Me inclino a pensar que pendingue nació de pendil (manto) y no de pendil (candil), pues aunque fue la forma de alumbrarse hasta la década de los 60 del siglo pasado, no era lo habitual coger el candil para salir de casa.
    Hasta pronto.

domingo, 4 de enero de 2015

Apatuscar y apatuscarse

¡Hola! Comienzo el año incorporando a mi mercadillo una de las más catetas de mis palabras: apatuscar o apatuscarse. ¿La oíste alguna vez? Yo, fuera de estos lares, nunca.
    Significa abrigarse bien, prepararse para estar a gusto. 
    Ejemplos:
    Si vas a salir a la calle, apatúscate bien, hace un frío de muerte.
    Apatusca ese niño y mételo en la cama, está que se cae de sueño.
    Antes de poner la mesa, voy a desapatuscarme, así no puedo moverme.
    ¿De dónde viene esta palabra? Ni propia, ni ajena, no tengo explicación. No figura en el diccionario de la RAE. Es de origen desconocido y no se sabe su procedencia. Pero está claro que yo la tengo en mi colección y la utilizo alguna vez. Me encanta.