sábado, 16 de junio de 2012

Furriona

¡Hola! ¿Pensabais que me había olvidado? Pues no, aquí estoy, para dejar en mi mercadillo la cateta pendiente.
Furriona: gran fiesta, fiesta muy grande, generalmente de jóvenes, fiesta en la que corren sin freno el vino, la comida y demás ingredientes propios de un fiestón.
Desconozco el origen y no se me ocurre ninguno razonable. Solo puedo deciros que nunca la oí fuera de la Sierra salmantina, ni siquiera en otros pueblos de la provincia. Es de las más catetas pues, pero ¿a que os gusta más que la palabra botellón? Pues a la venta está, el que quiera que la compre, solo cuesta una visita y llevarla en la memoria.

jueves, 14 de junio de 2012

Comerse la inclusa y comerse a Dios por una pata

¡Hola! ¿Qué tal? Yo muy bien, dispuesta a matar dos pájaros de un tiro, pero tranquilos que ni veo pájaros a mi alrededor ni tengo escopeta; es simplemente la expresión que me permite anunciaros que hoy traigo a mi mercadillo dos catetas que significaban lo mismo, una digamos que más normalita, la otra más bien suena a blasfemia. Son las siguientes expresiones: comerse la inclusa y comerse a Dios por una pata. Con ambas se decía lo mismo: comer mucho, con ganas y bien. Algunos ejemplos: “Traigo tanta hambre que ahora mismo me comería la inclusa”. “No sé tus hijos pero los míos se comen a Dios por una pata”. “Parece que van a comerse la inclusa y luego me toca tirar comida”. “Estos son capaces de comerse a Dios por una pata”. “A estos todo le viene bien, son capaces de comerse la inclusa”. En estos ejemplos podemos observar lo siguiente: comerse la inclusa se utilizaba tanto para afirmar que se comía mucho, como para decir que parecía que se iba a comer mucho y luego no se era capaz; comerse a Dios por una pata, sin embargo, solo se utilizaba para afirmar, es decir, que o le quitabas el plato, o se lo comía también.
¿De dónde vienen estas expresiones tan de la Sierra salmantina? La inclusa, como es sabido, era la casa oficial, el centro o lugar donde iban a parar los niños expósitos para ser cuidados y criados. Los niños que llegaban a las inclusas no lo hacían con un pan debajo del brazo precisamente, y desgraciadamente tampoco en ellas lo encontraban de sobra, eran tiempos difíciles, para todo y para todos. Es normal pues que aquellos niños siempre se quedaran con hambre, y que de no andar las monjas al hilo, fueran capaces de comerse lo suyo, lo del compañero de mesa y lo de toda la inclusa. Nada raro pues es que de esta circunstancia venga la fama de “tragones” de aquellos niños, fama que con el tiempo salió de las inclusas y la calle se encargó de formar esta expresión que no tardó en echar raíces. De comerse a Dios por una pata, ni conozco el origen verdadero, ni se me ocurre una posibilidad aceptable, a lo más que llego es a suponer que en alguna furriona…
¡Ah!, ¿Que qué significa esta palabreja? Entiendo que te guste. Es preciosa. Pero te lo contaré mañana, es hora de cerrar el mercadillo y quiero acabar de colocar estas.
Decía que posiblemente, en alguna furriona, algún “alcornoque”, de los que nunca faltan en tales eventos, dijo la frase sin pensar, de forma espontánea, por casualidad, la frasecita hizo gracia, todos la rieron y pasó a formar parte del vocabulario popular, que las palabras, como las cosas y las personas, de cien veces una triunfan por lo que valen, y las demás por el ruido que hacen.
Por último añadir que fuera de la sierra solo se utilizaban y se siguen utilizando en las familias que proceden de allí, y como es mi caso por parte materna, no tengo que empezar a utilizarlas, las utilizo desde niña.