Bienvenidos a mi mercadillo. Aquí estoy, con una catetilla de las más afortunadas: cantamañanas, Que son las personas informales, fantasiosas e irresponsables.
La califico de afortunada porque es de las pocas palabras que salieron del pueblo, llegaron a la ciudad y se animaron a recorrer mundo y, como son más a usarlas que otras, se resiste a quedarse dormida para siempre.
Su origen hay que buscarlo en los siglos de oro (siglos XVI y XVII). Durante esta época, se popularizó el uso del adverbio “mañana” para mostrar desacuerdo o contrariedad con lo que se decía. Si se le pedía a alguien hacer algo que no deseaba hacer, reaccionaba diciendo: “¡Mañana!”. Entonces se le respondía: “¡Ya cantó “mañana”!”.
Ejemplos:
-Si quedas con Ramón a las cinco y a y cuarto no ha llegado, puedes marcharte tranquilamente, es un cantamañanas con la especialidad de dar plantones.
-Si Araceli te ofrece su apartamento de Benidorm para pasar unos días, no le hagas ni puñetero caso, cuando le pidas las llaves te dirá que lo tiene ocupado y para la próxima vez te dirá que lo tiene en Murcia o dónde se le ocurra porque como todos los cantamañanas presume de lo que no tiene.
-Con Alfredo no te comprometas para ningún asunto, es un cantamañanas, y ganarás huyendo de él.
Fiarnos de los cantamañanas es pues perder tiempo y categoría.