miércoles, 1 de noviembre de 2017

Dar la matraca

¡Hola! Hoy vengo al mercadillo más contenta que nunca. Traigo una catetilla que gracias al conflicto de Cataluña -no hay mal que por bien no venga- ha resucitado.
      Está claro que las palabras no mueren nunca, simplemente se duermen de aburrimiento cuando nadie las usa, pero en cuanto alguien las despierta, ahí están, tan útiles como siempre.
      Hablo de matraca, dar la matraca, darle la matraca a alguien, que es lo que ha hecho uno de los Jordis encarcelados por delito de sedición, no por sus ideas políticas como  pretende hacernos ver, con su compañero de celda. Tanto le ha dado la matraca con lo de la independencia que el hombre, harto de sus sermones al respecto, para no acabar desquiciado o partiéndole la cara, ha tenido que pedir traslado de celda. ¡Menos mal que se lo han concedido!
     Queda claro el significado ¿verdad?
     Saluditos.

domingo, 29 de octubre de 2017

Acalugar

¡Hola! Curiosa la catetilla que traigo hoy al mercadillo: acalugar.
    Según el diccionario de la RAE significa sosegar, acariciar y aliviar, pero por aquí se utilizó siempre con otro sentido muy diferente. Si te fijas en los ejemplos, lo entenderás mejor.
     Es una persona tan activa que no acaluga ni a comer; en lugar de sentarse a la mesa como los demás, se sienta y se levanta entre cuchara y cuchara para seguir con lo que tenga entre manos.
    Me dijeron que ya venían de viaje, y hay tanto tráfico que hasta que no los vea llegar, no acalugo en ningún sitio.
     Siempre se usó en forma negativa. ¿Por qué este cambio de uso? No lo sé pero sería incapaz de decir: “Mira a ver si acalugas –por acaricias- a ese niño para que se calle”.
     Saluditos.