sábado, 13 de abril de 2013

Candar

¡Hola! En cualquier parte de España se cierran las puertas, los armarios, los grifos… todo lo que se pueda cerrar con llave o de cualquier modo; en Salamanca se candan, se candan las ventanas, se candan los cajones, se canda el bolso, se canda la maleta, se canda una cremallera, se canda el río cuando hiela, se canda el estómago cuando se pierden las ganas de comer y se candarían las calles de barro cuando llueve tanto como este año si no estuvieran las calles bien asfaltadas. Y hablo en presente porque se trata de una palabra tan antigua como actual. Se sigue utilizando, tanto por jóvenes como por mayores y lo mismo en los pueblos que en la ciudad, sin duda porque afortunadamente nunca nos dio vergüenza usarla.

domingo, 7 de abril de 2013

Tronicar

¡Hola! Acabo de llegar a mi mercadillo con una de mis catetas preferidas: tronicar. Aquí te la dejo. Significa divulgar una trónica, o lo que es igual, un chisme, cualquier cosa que te han dicho en confianza. Es una palabra cateta cateta, pero tan preciosa que yo la sigo usando. He aquí un párrafo de “La Robona”, segundo relato de mi libro “Letanías”. Ya ante la puerta de salida hizo ademán de volverse hacia ella y decirle: No recele de mí, señora, no recele que yo soy tan pobre como honrada. Es cierto que le cogí a mi ama media piña de plátanos de la despensa, pero yo no sabía que aquello era robar. Los vi tan grandes y tan amarillos todavía que pensé en mis hermanos. Ellos conocían las peras, las manzanas, las ciruelas… las frutas que dan los árboles de por aquí, pero ésta no la habían visto ni en dibujos. Y como iba al pueblo, me dije: "Pa” que se los coman los cerdos, (el ama se los echaba en cuanto les veía dos motas marrones en la piel), que los conozcan ellos. Iba tan contenta de poder darles esa sorpresa que créame que si alguien me hubiera salido al camino, antes le habría dado el alma que el capacho donde los llevaba. En cuanto llegué me rodearon como los polluelos a la gallina. "Os traigo algo rico, (les decía yo con misterio, dando largas “pa” hacérselo desear), muy rico". Cuando quité el paño que los tapaba los ojos se les salían de las cuencas. Yo tampoco los había comido nunca y bien que me apetecían, pero le juro por mi difunto padre, que "pa" que ellos tocaran a uno cada uno, me quedé con las ganas y ni siquiera los probé. Y ya ve si estaba tranquila que aunque ellos lo tronicaron por todo el pueblo, ni les reñí, ni les mandé callar. Sólo supe que había hecho mal cuando regresé y el ama me regañó, pero de veras que estoy arrepentida, muy arrepentida, tan arrepentida que le pedí perdón de rodillas y me confesé antes de venir. El cura me dio la absolución y me impuso de penitencia un Padrenuestro y tres Avemarías. Dijo que era un pecado de poca monta porque yo creía que los ricos no tenían que mirar la peseta tanto como los pobres. Y si él lo dijo... ¡Perdóneme, señora, perdóneme!, que ni lo mío volveré a tocar sin permiso de los demás. ¿Es usted capaz de permitir que desde mañana mis hermanos coman sin pan? Pero se mordió los labios. Las amas nunca se pisaban entre sí, nunca se quitaban la razón unas a otras, y criada era por entonces sinónimo de mentirosa, de robona... Hay que añadir que así como tronicar era de uso común, trónica (chisme) apenas se utilizaba. ¿Curioso, verdad?