¡Hola! ¿Pasas un momento? Mira que cateta dejo en el mercadillo: encorujarse, o sea, encogerse una persona, hacerse un ovillo. Me la recordaba anoche una amiga que se resiste a dejar de usarla, hablando de una sobrina que está enferma. Decía: —Bueno, ahí sigue, por las mañanas se encuentra algo mejor, pero por las tardes se encoruja en el sillón y no tiene ganas de nada. Le sobran motivos para encorujarse, pero es joven y tan alegre y activa que pronto, así lo deseamos todos, dejará de tenerlos. Aunque por lo que más se encorujaban aquellas gentes era por alguna enfermedad más o menos grave, también se encorujaban por el frío, por el cansancio, por un disgusto o simplemente por vaguería. Feliz día.
¡Bienvenido a mi mercadillo! Aquí podrás encontrar palabras y expresiones salmantinas que la cultura mal entendida arrinconó por catetas. Me parece tan impropio de los que tenemos el don de hablar avergonzarnos de ellas, que hoy, para ponerlas en el lugar que les corresponde, abro este mercadillo. ¿Te gustaría ayudarme? Espero tu visita y, si quieres traerme un regalo, ya sabes lo que me gusta: una cateta de tu tierra. Seguro que tienes muchas. Y antes de irte, ojea mi periódico.
miércoles, 30 de septiembre de 2015
Encorujarse
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Una cateta de Logroño: clarión, que es tiza.
ResponderEliminarEnviada por Pepa.