¡Hola! Me encanta la expresión que traigo hoy al mercadillo: tener oído de tísico, es decir, muy buen oído. Entiendo que esta expresión data de los tiempos en los que la tuberculosis se cobraba muchas vidas. Se supone que los familiares del enfermo hacían lo posible por ocultar la gravedad al enfermo para que no sufriera, y se lamentaban a sus espaldas, y hablaban en susurros con el médico, y se retiraban para informar a los vecinos que preguntaban por él, pero obviamente el enfermo era el único consciente de su mal, y lo mencionaran cerca o lejos, siempre percibía los comentarios. Todavía conozco una abuela que, cuando dice algo que no quiere que oiga su nieto de 16 meses, por ejemplo que se va a la calle, para que no llore porque no es el momento de llevarlo, y el niño, que es niño pero no tonto, se entera y llora, dice que tiene oído de tísico. Aaadiós.
¡Bienvenido a mi mercadillo! Aquí podrás encontrar palabras y expresiones salmantinas que la cultura mal entendida arrinconó por catetas. Me parece tan impropio de los que tenemos el don de hablar avergonzarnos de ellas, que hoy, para ponerlas en el lugar que les corresponde, abro este mercadillo. ¿Te gustaría ayudarme? Espero tu visita y, si quieres traerme un regalo, ya sabes lo que me gusta: una cateta de tu tierra. Seguro que tienes muchas. Y antes de irte, ojea mi periódico.
miércoles, 9 de diciembre de 2015
Tener oído de tísico
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