¡Hola! Bienvenido a mi mercadillo. Acabo de oír una catetilla, y antes de que se me olvide, aquí la dejo: eternizar, un verbo que parece familiar, pero que raras veces se oye, al menos con el sentido de tardar mucho en hacer algo, que es el que lo hace merecedor de este espacio.
— Todo lo que hace, lo hace bien, pero es tan lento que se eterniza con todo.
— No me gusta ir a las rebajas porque hay tantas colas que te eternizas y prefiero ahorrar tiempo.
— Si llego tarde, no te preocupes, voy con los niños y con ellos te eternizas.
Saluditos.
¡Bienvenido a mi mercadillo! Aquí podrás encontrar palabras y expresiones salmantinas que la cultura mal entendida arrinconó por catetas. Me parece tan impropio de los que tenemos el don de hablar avergonzarnos de ellas, que hoy, para ponerlas en el lugar que les corresponde, abro este mercadillo. ¿Te gustaría ayudarme? Espero tu visita y, si quieres traerme un regalo, ya sabes lo que me gusta: una cateta de tu tierra. Seguro que tienes muchas. Y antes de irte, ojea mi periódico.
Yo suelo eternizarme tanto que desespero a todos. No sé si la eternidad me esperará con esperanza.
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