¡Hola! Las catetillas que traigo hoy al mercadillo son la mar de dulces. Para empezar, galgo. No es un perro como puedes estar pensando, un galgo es un goloso. ¿Y qué es lo que hacen estos galgos para serlo? Pues está claro: galguear, es decir, comer golosinas, mejor dicho, galgadas o galguerías.
Los galgos pueden ser adultos, pero lo son sobre todo los niños; en cuanto pillan unos céntimos vuelan a comprar galgadas por mucho que sus madres les digan que se le van a caer los dientes. Pero cómo serán tan tontitas. Como si los niños no supieran que los dientes también se caen sin comer galgadas, además, cuantas más galgadas coman, antes reciben la anhelada visita del ratoncito Pérez, con lo que las amenazas sólo sirven para galguear más. ¡Pobrecillas!
Saludos.
¡Bienvenido a mi mercadillo! Aquí podrás encontrar palabras y expresiones salmantinas que la cultura mal entendida arrinconó por catetas. Me parece tan impropio de los que tenemos el don de hablar avergonzarnos de ellas, que hoy, para ponerlas en el lugar que les corresponde, abro este mercadillo. ¿Te gustaría ayudarme? Espero tu visita y, si quieres traerme un regalo, ya sabes lo que me gusta: una cateta de tu tierra. Seguro que tienes muchas. Y antes de irte, ojea mi periódico.
Ay la de tiempo que no oía yo esto, a partir de ahora la recupero en mi día a día y le digo a mis hijos lo que me decía a mí mi madre: deja de comer galgás y come comida
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