¡Hola! Me gustaría que nunca tuvieras que utilizar esta palabra, pero por si acaso, te la presento: mataduras.
Las mataduras eran esas heridas que causan en los pies unos zapatos cuando son nuevos, de baja calidad o cuando son de un número inferior al que necesitan. ¿Molesto, verdad? Tanto que hasta sobraba decir lo que se decía en tal circunstancia: “Traigo unas mataduras en los pies que no puedo dar un paso más”, porque bastaba mirarles a la cara para saber que los zapatos les habían hecho daño.
Ésta es una de esas palabras que nació para los animales y que las personas, de forma espontánea, decidieron usar para ellas, fenómeno muy propio de las zonas rurales. Las mataduras son las llagas que se les forman a las bestias al ludirles el aparejo o cualquiera de los aperos. Puede que por esta razón parezca más catetilla que las demás, pero no cabe duda de que es una palabra con mucho sentido común, las mataduras matan y unos pies víctimas del roce del calzado son unos pies matados, o sea, muertos. Así pues y por la cuenta que me tiene procuraré no tener que usarla más que para escribirla cuando venga a cuento.
¡Bienvenido a mi mercadillo! Aquí podrás encontrar palabras y expresiones salmantinas que la cultura mal entendida arrinconó por catetas. Me parece tan impropio de los que tenemos el don de hablar avergonzarnos de ellas, que hoy, para ponerlas en el lugar que les corresponde, abro este mercadillo. ¿Te gustaría ayudarme? Espero tu visita y, si quieres traerme un regalo, ya sabes lo que me gusta: una cateta de tu tierra. Seguro que tienes muchas. Y antes de irte, ojea mi periódico.
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